Dos mil diecinueve y un arreglo de fiesta
MirĂ© mi reloj y me di cuenta que eran las 2AM, ya era hora de irme a dormir, todo me aburrĂa, soy humano por lo tanto nada de ellos me sorprende.
Pensaba quitarme la vida ¿Exagero? como todos alguna vez, supongo, solo que esta vez me daba mucha paz pensarlo. Se sentĂa bien pensar en que ya no tendrĂa que preocuparme por ninguna de mis situaciones actuales ni pasar vergĂĽenza nunca más.
Me fui a despedir de mi amigo y a darle las gracias por haberme invitado.
"No has tenido tiempo de reflexionar, sigues consumiendo toda la información que ves en diferentes pantallas sin ninguna pausa y sin cuestionarlo, no has estado a solas contigo y en verdad lo necesitas, detén un segundo todo y habla contigo mismo hasta que no seas un extraño para ti mismo"
De regreso a mi casa el chofer del Uber me contĂł como su mamá vendĂa empanadas de calabaza en un pueblo llamado San Miguel y que cada vez vendĂa menos por que la gente huĂa de ese lugar hacia la ciudad donde podĂa haber más probabilidades de tener una mejor vida y que soñaba con no tener que preocuparse por su mamá y su bienestar. Le dije que si lo volvĂa a ver le compraba una docena de empanadas y me despedĂ amablemente, aunque con las intenciones que tenĂa en mente todo eso era una mentira.
Pensaba quitarme la vida ¿Exagero? como todos alguna vez, supongo, solo que esta vez me daba mucha paz pensarlo. Se sentĂa bien pensar en que ya no tendrĂa que preocuparme por ninguna de mis situaciones actuales ni pasar vergĂĽenza nunca más.
Me fui a despedir de mi amigo y a darle las gracias por haberme invitado.
"No has tenido tiempo de reflexionar, sigues consumiendo toda la información que ves en diferentes pantallas sin ninguna pausa y sin cuestionarlo, no has estado a solas contigo y en verdad lo necesitas, detén un segundo todo y habla contigo mismo hasta que no seas un extraño para ti mismo"
De regreso a mi casa el chofer del Uber me contĂł como su mamá vendĂa empanadas de calabaza en un pueblo llamado San Miguel y que cada vez vendĂa menos por que la gente huĂa de ese lugar hacia la ciudad donde podĂa haber más probabilidades de tener una mejor vida y que soñaba con no tener que preocuparse por su mamá y su bienestar. Le dije que si lo volvĂa a ver le compraba una docena de empanadas y me despedĂ amablemente, aunque con las intenciones que tenĂa en mente todo eso era una mentira.
Aunque...
Tal vez...
Quizá y...
Tal vez y...
SĂ valga la pena probarlas.
Luego le di un review de 3 estrellas porque no parĂł de hablar
Pero igual y le agradezco mucho la platica.
Espero nunca volvérmelo a topar.