Pareciera que su suicidio estaba totalmente justificado por la canción que compuso sobre que tan agradecido estaba con la vida, por contradictorio que suene. Pareciera que hubiera llegado al momento cumbre de su vida, donde después de tanto sufrimiento habÃa encontrado un momento de serenidad, en el cuál tenÃa la mente tan clara como para poder manifestar que todo aquél sentimiento que lo habia hecho sentir menos estaba perdonado por la tan enorme calma que en ese momento sentÃa, la cual valÃa 100 vidas de sufrimiento entero.
Eligió un martes, para hacerlo sentir como un dÃa elegido al azar, un dia lejos de navidad y alejado de cualquier festividad, un dÃa simple y sin sabor. Fue ese dÃa, el dÃa que mas cuadraba con su vida.
"La vida es una fiesta y todos podemos elegir cuando irnos" son las palabras que en contraposición se me vienen a la mente cuando pienso que pudieron haber hecho más con su vida.
Pero aún asà me deleita dejar que la vida me mate por si misma, con sus problemas, sus personajes y con la monotonÃa. Dejar que me consuma de principio a fin es mi deseo, que me abrace hasta morir, que mis últimas palabras den pasión a otra vida, que me sepulten sin ataúd y que la tierra me bese todo el cuerpo y me devore, que pueda devolver todo lo que alguna vez consumà o maté y que mis cenizas sean el inicio de una nueva vida en un nuevo pensar.
Pero de momento tengo que salir a tender una ropa antes de que se me arrugue en la lavadora.